lunes, 16 de noviembre de 2015

SPECTRE (2015)


Cuando tenía 11 años, mi papá me llevó a ver LICENSE TO KILL (1989), la más reciente película sobre el agente 007 y la segunda con Timothy Dalton en el papel estelar. La referencia más inmediata que tenía del personaje eran unos carritos Hot Wheels que mi hermano había comprado varios años antes, cuando Bond era encarnado por Roger Moore. 

Al principio la película me pareció un tanto aburrida, pero poco a poco la violencia sádica y las jaladeces humorísticas me fueron enganchando, hasta que terminé sintiendo empatía por el personaje y un genuino deseo de verlo lograr su meta. El efecto fue inmediato. La saga había cosechado un nuevo "fan". 

Renté la película anterior, THE LIVING DAYLIGHTS (1987), que resultó un tanto árida para el gusto de un puberto, pero que con los años pude apreciar como una de las mejores de la serie. 

También renté todas las que encontré con Sean Connery y Roger Moore interpretando al personaje. Pero, no nos engañemos, no abundan las buenas películas de James Bond. Pueden ser muy espectaculares, incluso entretenidas, pero nunca se han caracterizado por su calidad  dramática. 

Su encanto radica en el aspecto estilístico que manejan. La música, los personajes secundarios (M., Q., Moneypenny, los villanos, los matones de los villanos, las chicas Bond), las escenas de acción, las locaciones, los impresionantes sets construidos en foro, las armas, los autos, los gadgets, etc.

Son, en pocas palabras, películas de culto. Sólo que el culto es masivo (e incluso la palabra "masivo" se queda corta). Pero pocas pueden considerarse del todo satisfactorias. 

Después de que Timothy Dalton abandonara la serie, el irlandés Pierce Brosnan sorprendió con su caracterización en GOLDENEYE (1995), uno de los films más sólidos de la saga. Y su actuación fue madurando, hasta llegar a THE WORLD IS NOT ENOUGH (1999), donde interpreta - a mi parecer - a uno de los Bonds más cercanos al personaje de las novelas. (Por cierto, Christopher Lee, en paz descanse, quien era primo de Ian Fleming, declaró que consideraba a Brosnan el Bond más cercano al 007 literario.)

Finalmente, después del bodrio (pero divertido festejo de 40 aniversario) DIE ANOTHER DAY (2002), llega Daniel Craig a renovar completamente al personaje en la finalmente oficial adaptación de CASINO ROYALE (2006). 

La película resultó suficientemente exitosa para garantizar una secuela inmediata, QUANTUM OF SOLACE (2008), misma que se vio afectada por la huelga de guionistas y terminó decepcionando a la gran mayoría de sus espectadores.

Barbara Broccolli y Michael G. Wilson, los herederos del imperio 007, se tomaron las cosas con calma y tardaron 4 años en estrenar una nueva entrega de la saga. Pero la espera valió la pena. Armados con un equipo de trabajo excepcional (John Logan, un nuevo guionista con estándares estructurales más sólidos, Sam Mendes como director, y su cinefotógrafo de cabecera, Roger Deakins ), SKYFALL (2012) es una de las mejores entregas en toda la serie. 

Pero después llegó SPECTRE, el retorno a la saga del máximo villano de Bond en la era Connery: Ernst Stavro Blofeld. Después de un largo rodaje y 250 millones de dólares invertidos en la producción del film, llegó la fecha del estreno. En noviembre, como es tradición para las películas de 007.

En opinión de quien esto escribe, la película es el equivalente James Bond de STAR WARS EPISODE I: THE PHANTOM MENACE.

Tomaron una mitología bien construida y la pisotearon hasta que se cansaron. Al grado de que la participación de Waltz es equivalente a frases como:

- "Can I go, mom?!"
- "Yipeee!"
y
- "Wow, that was close!"

Por lo tanto, sólo tengo tres palabras qué decir:

¡Reboot! ¡Reboot! ¡Reboot!

lunes, 19 de abril de 2010

Shutter Island (2010)

Mucho se ha dicho que Scorsese es un director obsesionado con la violencia. Y quizá tengan razón. Pero yo matizaría diciendo que es un director obsesionado con la violencia como temática y como fenómeno social, más allá de ser simplemente un amante de la sangre en pantalla (que, evidentemente, también lo es).

En alguna etapa de su carrera, Freud afirmaba que el arte no era más que un mecanismo de evasión, un paliativo para la neurosis. La ciencia actual ha descubierto que el arte es también una actividad de tipo exploratoria. A través de ella, el ser humano ha sido capaz de escudriñar su propia naturaleza y las diversas implicaciones que la vida conlleva.

Tiempo después, Freud comentó que el novelista Arthur Schnitzler había llegado, de manera intuitiva, a conclusiones muy similares a las suyas (también, alguna vez declaró: "a donde quiera que yo vaya, me doy cuenta de que algún poeta ya había llegado antes que yo").

En ese sentido, se puede decir que el cine de Scorsese responde por completo a la famosa teoría del autor, detonada por las reflexiones de diferentes críticos de cine, en Francia, en la década de los 60. Dicha teoría estipula que, para ser un verdadero autor cinematográfico, el director debe, en primer lugar, haber realizado varias obras (quizá de tres para arriba) que se puedan contrastar unas con otras. También debe contar con un estilo personal. Y lo más importante: debe reflejar su visión del mundo a través sus películas.

El director neoyorkino ha explorado, con éxito, temas como la identidad y la supervivencia en la "jungla de asfalto", en films como Mean Streets (1973), Raging Bull (1980), Casino (1995), Gangs of New York (2002) y The Departed (2006).

También ha explorado el tema de la obsesión patológica, desde diferentes perspectivas: cómica y patética en The King of Comedy (1982), melodramática y terrorífica en Cape Fear (1991), y dentro del formato de la llamada "bio-pic", en el caso de The Aviator (2004).

Al igual que otros cineastas egresados de la "escuela" Roger Corman (James Cameron, Johnathan Demme, Francis Ford Coppola), Scorsese ha demostrado que el cine de estudio y el cine de autor no son mutuamente excluyentes. Es así como le ha podido inyectar un contenido interesante a proyectos comerciales como The Color of Money (1986) y Shutter Island (2010).

En esta última, Scorsese se vale del estilo visual y sonoro para transmitir el estado psicológico del protagonista, como lo había hecho previamente en The Aviator y en Bringing Out the Dead (1999).

La sensación de claustrofobia/agorafobia es cada vez más asfixiante, y la meta de todo "thriller" psicológico (o, en este caso, "thriller" psicopatológico) se cumple con creces: hace dudar al espectador con respecto a lo que es real y lo que no; y lo mantiene expectante hasta el último minuto. Es como un buen partido de béisbol: no se acaba hasta que se acaba.

Shutter Island es uno de esos films que dividen fuertemente a su audiencia. Para los que van esperando un nuevo Raging Bull o Taxi Driver, resulta demasiado convencional. Para el que espera un "thriller" hiperkinético en el más puro estilo hollywoodense, resulta un tanto aburrida. En mi opinón, el que va en busca, simplemente, de una buena película, no quedará decepcionado.

martes, 20 de octubre de 2009

Inglourious Basterds (2009)

A mediados de los ochenta, Quentin Tarantino escribió y dirigió su película ultra-independiente My Best Friend’s Birthday, financiándola con sus propios recursos y rodándola a lo largo de tres años. Cuando por fin reveló el material filmado, se encontró con un producto (en sus palabras) “amateur y carente de gracia”; por lo que decidió abandonar el proyecto.

En los años subsecuentes, Tarantino escribió tres guiones, Natural Born Killers, True Romance y From Dusk Till Dawn. El primero terminó siendo la inspiración para un film de Oliver Stone (1994), el segundo, una de las mejores películas de Tony Scott; y el tercero daría vueltas por muchas manos hasta que, finalmente, en 1996 fuera filmada por Robert Rodríguez.

Tras vender dichos guiones, Tarantino logra obtener financiamiento para su “ópera prima”, Reservoir Dogs (1992). Los principales productores del proyecto fueron Harvey Keitel, actor conocido por films como Mean Streets (Scorsese,1973) y The Duellists (Scott, 1977); y Lawrence Bender, un joven productor que se había hecho cargo de Intruder (1989), “ópera prima” de Scott Spiegel, amigo de Sam y Ted Raimi, quienes a su vez son amigos de Ethan y Joel Coen.

Su segundo largometraje, Pulp Fiction (1994), además de cosechar un notable éxito económico, fue galardonado con la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes, lo que le dio a Tarantino la posibilidad de convertirse en uno de los directores más influyentes en la industria.

Enseguida, filma el cortometraje The Man From Hollywood, para la antología Four Rooms (1995). En este film se rinde homenaje a un capítulo del show televisivo Alfred Hitchcok Presents, de nombre The Man From the South, basado en un cuento del genial escritor Roald Dahl. Si bien la película pasó sin pena ni gloria, el corto de Tarantino destaca por su dinámica puesta en escena y su manejo del humor y el suspense.

En 1997 estrena Jackie Brown, un tributo al género llamado “blaxploitation”; y una adaptación de la novela Rum Punch (1992), de su ídolo Elmore Leonard.

Fue entonces cuando la crítica y los fans se dividieron. Los amantes de las emociones fuertes votaban por Pulp Fiction o Reservoir Dogs cuando se trataba de elegir la mejor; los amantes de una buena historia contada con elegancia votaban por Jackie Brown

Kill Bill (o “Fusil Vil”, como diría Leonardo García Tsao) (Vol. 1 - 2003, Vol. 2 - 2004) es, también, un sentido homenaje a diferentes géneros apreciados por Tarantino. Desde el Kung Fu hasta el Spaghetti Western, pasando por el cine de Yakuzas, de Samurais, y un pequeño guiño a las películas de Zombis. La película sirvió tanto para alienar a algunos de los admiradores de sus primeras películas como para interesar a nuevos aficionados a la filmografía del director oriundo de Tennessee.

Si bien el film tiene altibajos, algunos episodios, como The Man From Okinawa, Showdown at the House of Blue Leaves y The Lonely Grave of Paula Schultz, demuestran el control que su creador puede tener sobre el medio cinematográfico.

Death Proof (2007), tras estrenarse como parte del largometraje Grindhouse (Rodríguez, Tarantino, 2007) en Estados Unidos, fue estrenada en el Festival de Cannes y en el resto del mundo por sí sola y en su versión extendida.

La película es, sin mucho pensarle, la menos lograda de Tarantino, pero resulta interesante por su estructura: a lo largo de todo su metraje, se juega con una infinidad de posibilidades dramáticas (noviazgos, romances fugaces, citas frustradas, mujeres liberales, mujeres “apretadas”, hombres lujuriosos, decepciones amorosas, un policía cínico y la relación conflictiva con su hija, diversiones peligrosas, etc…), mismas que son frustradas una y otra vez por la aparición del maniático Stuntman Mike.

Inglourious Basterds (2009) también resulta interesante por la forma en que está narrada, centrándose en unos cuantos momentos claves, a lo largo de tres años, que terminan contando dos historias, y que a su vez se unen en el tercer acto.

Sin duda, Inglourious Basterds utiliza elementos que han funcionado en las anteriores cintas de su realizador. De Pulp Fiction, los primeros actos prolongados. De Reservoir Dogs, la expectativa constante. De Jackie Brown, la sobriedad en el estilo. De Kill Bill, el aspecto mitológico y fantástico.

La película hace gala de la capacidad que tiene el realizador para escribir y dirigir largas conversaciones que giran alrededor de los alimentos y las bebidas. Algunas, ingeniosamente triviales; otras, llenas de tensión y suspenso, pero siempre excelentemente coreografiadas y filmadas.

Así mismo, la lista de géneros en los que ha incursionado se sigue incrementando (aunque siempre los pervierta). Como él mismo lo menciona, ha llegado el momento de realizar un Western, hecho y derecho. Su filmografía nunca estaría completa si no realiza uno. Esperemos que así sea.