Por otra parte, Lloyd Kaufman, presidente de Troma Entertainment y amigo de la infancia de Stone, dice recordarlo como un niño obsesionado con el orden, el detalle y el control.
Ambas declaraciones pueden ayudar a entender la filmografía del director neoyorkino.
Sus films se caracterizan por abordar temáticas y fenómenos políticos, sociales, económicos y culturales muy específicos, de manera exhaustiva y con una fuerte carga emocional. Tal parece que el personaje de James Woods en Salvador (1986) estuviera inspirado en sí mismo.
En palabras del crítico Leonardo García Tsao: “Si bien el cineasta pinta frecuentemente con brocha gorda sus rollos disfrazados de películas (Pelotón, Wall Street, Nacido el 4 de julio), también es cierto que es de los contados en Hollywood que filman con pasión, se arriesgan con la forma y se atreven a ir a contracorriente frente a la tibieza generalizada.”
Sus films Platoon (1986) y Heaven and Earth (1993) retratan su visión de la guerra de Vietnam. Se trata de verdaderos dramones, que contrastan con el tratamiento incisivo que Kubrick, Cimino y Coppola le dieron a la misma guerra; pero, finalmente, Stone estuvo ahí, lo cuál explica que aborde el fenómeno de una manera más sentimental.
Wallstreet (1987) aborda el tema de la bolsa de valores, las grandes corporaciones y las implicaciones éticas que todo esto conlleva. El padre de Oliver Stone fue corredor de bolsa, y esto se refleja fuertemente en la cinta, que está dedicada a su memoria.
JFK (1991) cuenta las aventuras de Jim Garrison, un abogado de Nueva Orleans obsesionado con esclarecer el asesinato de John F. Kennedy. Una vez más, la atención al detalle y la necesidad de encontrar la verdad se funden en un envolvente relato que no deja parpadear al espectador durante las tres horas de su metraje.
Natural Born Killers (1994) toma un guión de Tarantino y lo convierte en una sátira sobre la glorificación de la violencia en la sociedad y los medios de comunicación actuales. Aunque el par de asesinos resulta desagradable y antipático, la película ha sido fuertemente criticada, al ser vista como una glorificación de la misma violencia que supuestamente está denunciando.
Any Given Sunday (1999) explora el vertiginoso mundo del fútbol americano, siguiendo la tradición oliverstoniana de mostrarnos lo que sucede tras bambalinas: lo que hacen y dicen las figuras públicas (en este caso, los dueños, directivos, cuerpo técnico y jugadores del equipo) cuando el público y las cámaras (aunque éstas de vez en cuando se cuelan) no están observando.
U-Turn (1997) fue, al parecer, un intento de alejarse del comentario político y social, para narrar una historia sórdida que homenajea al “film noir”; con un desierto montañoso, digno de los “westerns” más majestuosos, como escenario. Recuerda a las películas de los hermanos Coen, pero mucho menos lograda.
Con Alexander (2004), Stone logra finalmente contar la vida de su personaje favorito de la historia: Alejandro Magno. Es una pena que su proyecto más largamente anhelado resultara ser una de sus películas más fallidas.
World Trade Center (2006) tenía el potencial para ser un film intenso, basado en eventos reales e impactantes. Sin embargo, resulta más dramático escuchar al director y al elenco hablar sobre los hechos que la experiencia de ver la película.
The Doors (1991) aborda el movimiento contracultural de los años sesenta, centrándose en la vida del enigmático cantante Jim Morrison,
Esta misma vía la siguen Nixon (1995) y su más reciente producción, W. (2008).
La primera es una interesante y compleja exploración de la personalidad de Richard Nixon, su asenso al poder y su inevitable caída, al no poder escapar de sus propios demonios.
La segunda intenta explicar cómo un hombre desobligado y alcohólico como George W. Bush logró "reencaminar" su vida y ser electo presidente de la nación más poderosa del mundo… ¡dos veces!
La película dividió a la crítica y no gozó de un gran éxito comercial en los Estados Unidos. Así mismo, la decisión de estrenarla antes de las elecciones del 2008 ha sido fuertemente cuestionada.
Estilísticamente, el film es más cercano al tratamiento clásico de Alexander y World Trade Center, que a la locura visual de Nixon, JFK y Natural Born Killers.
En el aspecto temático, la película se adentra en un terreno más que conocido para Stone: el de los “fantasmas del pasado”.
Ejemplos de esto, hay muchos: los fantasmas de Abraham Lincoln, John F. Kennedy, los hermanos y los padres fallecidos de Nixon; la figura del indígena sometido y desterrado en Natural Born Killers y The Doors; la figura de Alejandro Magno, también en The Doors; las míticas hazañas de Aquiles y Patroclo en Alexander; la gloria de los grandes jugadores de antaño y el recuerdo idealizado del padre de Cameron Díaz en Any Given Sunday; y, finalmente, la guerra de Vietnam, la “Tormenta del Desierto” y el fantasma viviente de George H. W. Bush en W.
Así mismo, da la impresión de que Stone estuviera construyendo puentes cinematográficos entre su otrora época predilecta (los años 60) y los fenómenos socio-político-económicos de nuestros tiempos.
Sus documentales sobre Fidel Castro son una muestra de ello, así como el documental sobre Hugo Chávez, que aún continúa realizando.
Un dato curioso: Oliver Stone y Bush pertenecen a la misma generación de la Universidad de Yale, al igual que Lloyd Kaufman.
Stone dice no haberlo conocido durante este periodo, y Kaufman opta por bromear cada vez que se le pregunta lo mismo (lo cuál resulta sospechoso, dado que por ahí se han visto fotos de su esposa, Pat Kaufman, bromeando alegremente con el expresidente, así como una carta en la que éste felicitaba al director/productor por crear “grandes clásicos estadounidenses”… pero bueno, esto ya se está pareciendo mucho a “Ventaneando”, así que mejor ahí la dejamos.)
Hasta la próxima.